La Mancha es una zona ideal para el cultivo de la vid porque el rendimiento por hectárea no es muy elevado y se prima la calidad. Además, la gran cantidad de horas de sol que disfrutan sus viñas, el ciclo de maduración de las mismas y la salud de sus vides son extraordinarios.
La versatilidad de sus tierras también ha permitido que se puedan introducir sin problemas variedades procedentes de todo el mundo, que complementan a las autóctonas Airén y Tempranillo, cuya calidad ha posibilitado que las ventas no hayan dejado de crecer en los últimos años.